Friday, September 29, 2006

Mas sobre el retrato


La búsqueda puede ir encaminada a un retrato que reafirme o tranquilice al espectador o al retratado. Quien encarga el retrato busca esas imágenes idealizadas y neutras, neutras en cuanto a una opinión del fotógrafo. En esa linea está Karsh y Halsman casi siempre Arnold Newman y Penn. Al opuesto estan los retratos que causan desasosiego ya que prima la opinión del fotógrafo sobre el retratado, su punto de vista y por lo tanto es una imagen que va mucho más allá del retratado que se ha transformado en materia prima, la greda o la piedra con la cual se crea el retrato. Es lo que hacen Avedon y Cartier Bresson.
Siempre me he sentido incómodo con el encargo y creo que los resultados no han sido del gusto del retratado que siempre esperaba algo mejor, una imagen idealizada que no pude lograr.Mis retratos y enfatizo el MIS son producto de un encuentro con un ser humano que por diferentes razones, algunas inexplicables, atraen mi atención. Trato entonces de entender algo , de acercarme a esa persona, de penetrar en sus pequeños misterios y llevarlo a un terreno desconocido para ambos, esperando que lo inesperado y misterioso aparezca como un relámpago en el brillo de sus ojos.
A veces no pasa nada y solo obtengo una foto, pero no un retrato, algo indefinido que me viene de mi época de director de teatro y el trabajo sutil y a veces casi doloroso con los actores.
El retrato oficial del Presidente Aylwin fué producto de mi visión personal de lo que era un presidente en ese momento.Mi rechazo a fotografiarlo con la banda presidencial, pues veníamos saliendo de un período autoritario lleno de símbolos externos de poder, buscaba la imagen del padre justo y protector, el poder que emana de la autoridad moral y no del cargo. Era su mirada directa y serena, un pedazo de bandera y tras él, la luz, mucha luz blanca y transparente.
Una de las imágenes que me persiguen es el retrato del fotógrafo Sauré, sentado cansinamente al final de su vida, esperanda ya nada de la vida. Y de pronto entra como remolino de vida una niña vestida de blanco, que se detiene unos segundos en la puerta.
Los dos extremos de la existencia en una foto.
Ahora recuerdo lo mismo , pero en dos fotos, Neruda pensativo mirando un papel en blanco y luego abriendo los brazos en una sonriente bienvenida a alguien que entre en su escritorio. El retrato quizás está entre esas dos imágines, en el tiempo infenitesimal que transcurrió entre ambas, en el silencio entre dos sonidos.
José Donoso me utilizó siempre para que registrara una visión ideal de sí mismo, incluso diría una representación , una actuación de un personaje creado por él. Solo al final, estando ya muy enfermo y dopado por los medicamentos, pude sobreponer mi voluntad a la suya, mostrar un rostro dividido entre la bondad y lo perverso que yo conocía, la cercanía de la muerte y la caída en quizás que vacío.
Mi últimas tentativas con Nicanor Parra han sido un fracaso. Nicanor manipula una imagen de personaje excéntrico, que vende a diestra y sinistra, pero que solo sirve para esconder el rechazo a su vejez, las manchas en su rostro y la caída del pelo. Es un personaje aterrorizado por la muerte y sin la grandeza de otros viejos magníficos, pienso en la Hormiguita a los ciento y tantos, en Kertesz y Graham Greene. En él la vanidad de la apariencia supera lo interior, haciéndome desconfiar de su creación poética. ¿ Cómo no acordarse de la última creación de Picasso ? Un autorretrato a lápiz, casi una calavera asustada y desencajada.
Tabla rasa, porque pongo en duda el retrato que he ejecutado antes y rescato del naufragio algunas pocas fotos. Porque intento partir de cero sin ideas preconcebidas y sin puerto conocido y seguro.
A los 65 años reinvento mi vida y mi forma de mirar.

Dedicado a Fernanda Larraín y nuestra hija
Aurora Poirot Larraín

Primavera del 2006

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